Des de ITB-1DAM 23-24, Institut Tecnològic de Barcelona
Quant a
Roma fue gobernada en un primer momento por reyes etruscos que dominaron Italia central antes de la instauración de la República romana en el año 509 a. C. A este período de dominación etrusca siguieron varios años en que una docena de comunidades urbanas del Lacio vivió en pie de igualdad. Tras una guerra entre Roma y la Liga Latina (una coalición de comunidades urbanas), esta igualdad fue reconocida por el tratado firmado entre Roma y sus vecinos en torno a 493 a. C.; sin embargo, tal acuerdo confirió una posición privilegiada a Roma, cuyo puerto, Ostia, comenzó a desempeñar el rol de base naval y comercial en el iii y ii a. C. La expansión de la influencia romana en Italia central y meridional desencadenó conflictos con las colonias griegas, establecidas en el sur de Italia, y con Cartago, ya instalada en Sicilia.1 La anexión de Sicilia a inicios del siglo ii a. C. y la obligación impuesta de abastecer de cereales a Roma marcaron el surgimiento de una política colonizadora que permitiría al Imperio romano disfrutar la riqueza de sus conquistas. También fue el comienzo de las guerras con Cartago que culminaron con el establecimiento de Roma en África del Norte (victoria de Zama en 202 a. C.)2 y con la destrucción de Cartago en 146 a. C.
Una vez terminada la segunda guerra púnica, Roma declaró la guerra a Macedonia, aliada de Cartago. De esta manera, Tito Quincio Flaminino se convirtió en el primer general en llevar ejércitos romanos a Grecia y crear una suerte de protectorado (196 a. C.).3 Al norte de Italia, la pax romana se extendió al sur de la Galia, constituida como provincia romana en 121 a. C.; luego, a la región del Ponto en Asia Menor, donde el general Pompeyo derrotó al rey Mitrídates VI (123 a. C.-63 a. C.), quien había intentado invadir Grecia y Macedonia. Posteriormente, Pompeyo anexionó lo que quedaba del Imperio seléucida en Siria,4 así como la costa este del Mediterráneo. Si Julio César se interesó en el Mediterráneo después de haber derrotado a los pueblos galos fue, esencialmente, debido a su enfrentamiento con Pompeyo y a la necesidad de asegurar el abastecimiento de trigo de Roma. Su sucesor, Octavio, mejor conocido como César Augusto, completó la obra de su padre adoptivo y transformó al Mediterráneo en un verdadero «lago romano». Sus ejércitos realizaron varias conquistas: al oeste, la península ibérica; al norte, el territorio ocupado por las actuales Suiza, Baviera, Austria y Eslovenia; al este, Albania, Croacia, Hungría y Serbia; y al sur, extendieron las fronteras de la provincia de África. En 25 a. C., Anatolia fue transformada en provincia romana; mientras que, a la muerte del rey Herodes I el Grande en el año 4 a. C., Judea fue anexionada a la provincia de Siria. Más tarde, Trajano, el primer emperador romano no nacido en Italia, amplió estas fronteras más allá del Mediterráneo hacia Europa oriental y Mesopotamia, con lo cual abrió el acceso a los puertos del mar Negro.5
Paulatinamente, se sintieron las consecuencias de esta expansión. Bajo Marco Aurelio, los marcomanos que habitaban cerca del Danubio cruzaron la frontera (en torno a 166-167), debido a la presión ejercida sobre ellos por otros pueblos que venían de Oriente.6 Con los años, esta presión aumentó. Además, la mayor parte de los emperadores que se sucedieron en el siglo ii y iii nació lejos de Roma, como Decio (249-251) en Iliria; mientras que Valeriano (253-260) se instaló en Antioquía.7 Dado que Roma había perdido progresivamente su carácter de metrópoli política, militar y económica, se hizo evidente la necesidad de una nueva capital.
El edicto de Caracalla de 212 convirtió a todos los hombres libres del imperio en ciudadanos romanos, independientemente de su ubicación o pertenencia geográfica.8 Hasta entonces, solo los habitantes del Lacio y, más tarde, de Italia podían pretender adquirir la ciudadanía sin condiciones; sin embargo, en esta época, ciertas provincias romanas, como Grecia o África, estaban más desarrolladas que otras (como Egipto, Britania o Palestina, más pobres y alejadas de Roma) en el proceso, hacía tiempo ya comenzado, de difusión de la ciudadanía romana al conjunto del imperio.